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Enumeración de recortes de prensa que mencionan a la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Bilbao

lunes, 14 de marzo de 2011

El Correo: El regreso del 'azulito'

http://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20110314/vizcaya/regreso-azulito-20110314.html

Bilbao siempre fue más de ruedas que de zapatos. No en vano, fuimos pioneros en transporte público. La TUB, Tranvías Urbanos de Bilbao, se creó a finales del XIX y se convirtió en la segunda empresa en la península, después de Oporto, en contar con tranvía eléctrico. La línea Bilbao-Santurce de 1896. Tras ellos llegaría el trolebús. En este caso fuimos los primeros. Fue el 20 de junio de 1940. Su recorrido, Santiago-La Misericordia. Toda una aventura. Desapareció en 1976 y hoy sólo sobrevive en viejas fotografías. Como aquel autobús rojo de dos pisos de nuestros años 'british', cuya versión moderna viaja hoy desde La Peña al Sagrado Corazón. Nunca pude ir arriba. Mi madre lo consideraba peligroso. O poco serio. Como si lo decente fuera estar cerca del suelo. Recuerdo su puerta. Siendo inglés, parecía colocada «al revés». Y también su sonido. Una melodía nacida de sus motores diésel, aire comprimido, puertas y frenos, que envolvía la vieja villa. La banda sonora de un mundo en rojo autobús, gris asfalto y negro taxi. Los tres colores con los que aparece Bilbao en la memoria.
Sólo hay un elemento discordante. Un punto azul. Llamarle autobús casi produce risa. Pero lo fue. Y muy querido, además. El 'azulito'. Quienes superan la cuarentena saben de lo que hablo. También las generaciones posteriores. Porque, nacido en los 60, vivió los 70 y los 80. El 'azulito' tenía el encanto de las cosas pequeñas. En él, la tertulia era algo natural. Y era el favorito de los niños. Basta con echar un vistazo a la fotografía que hoy nos acompaña para entenderlo. Debemos agradecérsela a Jon Sánchez y a sus compañeros de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Bilbao. Por cierto, han revisado su permiso de circulación y aparece como modelo O309DL, denominación estándar para estos furgones. Pero me dicen que éste es el L608D. Y que corresponde, específicamente, al modelo 'azulito'. Añaden que existieron microbuses de otros tamaños y marcas. Yo tan sólo recuerdo la apertura de su puerta, el olor de los billetes, que no se podía ir de pie, que paraba donde querías, que si iba lleno pasaba de largo, que sus asientos de 'skay' estaban siempre fríos y que era nuestro. Por eso llamé a su asociación hace unos días. Buscaba información tras la sorprendente experiencia que viví en pleno centro de Madrid.
Salía de tomar un cubata en el Urban, hotel con aire neoyorquino y bar recomendable, cuando tuve una regresión. No piensen mal, juro por la zurda de Argote que sólo fue uno. La lluvia retornaba poco a poco a un Madrid más seco que otros años. Charlaba en la entrada con el portero, un gigante afroamericano bajo un abrigo blanco, sobre el clima, la ley antitabaco y lo lejos que estábamos de su Chicago y mi Bilbao. La distancia no depende de kilómetros. Y en ese momento sucedió. Pasó sinuoso entre el tráfico. Era pequeño, azul y real. Un azulito. Me pareció más cuadrado, pero igual de coqueto. Sé que hubo, y hay, microbuses y midibuses en medio mundo. Como el llamado 'liebre' en Chile, el 'custer' en El Salvador y Perú, el 'buseta' en Ecuador y Colombia, la 'camionetica' y el 'autobusete' en Venezuela, el 'combi' en Argentina o el 'pesero' y la 'ruta' en México. Y que, si bien Bilbao fue pionera, ciudades o villas como Madrid también los tuvieron. Pero he preguntado en el Ayuntamiento de Madrid, en transportes urbanos, en la oficina de turismo y nadie sabe nada de ese microbús. Todo un misterio. Prometo que seguiré su pista. Porque al verlo regresé al niño que fui en el Bilbao del ayer. Y hasta la lluvia se tornó sirimiri cuando lo vi marchar, con su cartelito amarillo y sus pequeñas ruedas. Por eso, con una sonrisa cargada de nostalgia, miré al portero y le dije: «Lo bueno de Bilbao es que siempre está ahí». Sea en una foto, en una llamada o en un azulito que baja, entre la lluvia y al atardecer, la madrileña cuesta de San Jerónimo, regresando del ayer.
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