EL destino quiso que Itziar y Jon se
conocieran en una estación de tren. Ese día, además de Cupido, debía
andar suelto algún duende suelto por las vías de la estación de Algorta
porque desde entonces sienten pasión por los trenes. A tal punto llegó
el flechazo por los ferrocarriles que el día de su boda alquilaron un
tren para trasladar a toda la comitiva nupcial de Bilbao a Alonsotegi,
donde se celebró la ceremonia, y regresar al banquete a la capital
vizcaina. En el viaje de vuelta, Jon incluso se puso una gorra de Pica
para supervisar los billetes de época que habían editado para la
ocasión. Hoy es el día que Itziar y Jon siguen viajando en tren todo lo
que pueden, ya sea en viejas locomotoras o en modernos AVES. Su amor por
los trenes les ha llevado a involucrarse de lleno en la Asociación de
Amigos del Ferrocarril de Bilbao, donde ella es actualmente la
presidenta y él, el tesorero. Tanto en casa de Jon e Itziar como en la
sede de la Asociación las conversaciones casi siempre giran en torno a
los trenes, pero no se cansan. "Es lo que nos gusta", dicen los dos.
Itziar no sabe exactamente cuándo se "enganchó" al mundo del
ferrocarril. "A mí, de pequeña", cuenta Itziar, "me gustaba el tren como
a cualquier otra persona, quizá me gustaba más porque me mareaba en el
autobús". Jon, sin embargo, tiene unos recuerdos más bucólicos del tren.
"A mí, de crío, me solía llevar un tío a Artxanda, luego bajábamos por
la Ola hasta Larrondo y allí cogíamos el tren para volver a casa",
relata. Sin embargo, el enamoramiento de Jon por los ferrocarriles llegó
en un viaje a Espinosa de los Monteros en el tren de la Robla. "Allí ví
que esto del tren tiene un enganche", confiesa. A partir de ese momento
Itziar y Jon comenzaron a "realimentar" su pasión. "Todos los viajes
que planeábamos los hacíamos en tren", interviene Itziar. "Y si nuestros
amigos iban en autobús, nosotros íbamos en tren". No había fronteras
para ellos. Lo mismo cogían el Talgo para ir a Barcelona que el TGV para
pasar unos días en París.
Pasados los años, uno de los viajes que más le marcó a Jon fue
el que realizó en el Tren de la Fresa, en Madrid. "Allí descubrí el
encanto por los trenes viejos", recuerda. Eso fue en 2001. A partir de
ese año, Jon comenzó a entrar en contacto con otros "locos" de los
trenes. Y en 2003, en un viaje en el TER a Logroño, conoció a un miembro
de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Bilbao. Dos años después
se hizo socio y en 2006 también Itziar entró a forma parte de la familia
ferroviaria, compuesta actualmente por 140 socios. Una vez dentro de la
Asociación, en 2010 y en un "ramalazo de responsabilidad", Itziar
decidió presentarse a las elecciones de la presidencia. Durante estos
tres años, Itziar ha intentado mantener y potenciar algunas actividades
de la asociación. Por ejemplo, "exposiciones en colegios sobre la
historia del ferrocarril, dos mercadillos al año, uno en otoño y otro en
primavera, y por supuesto, viajar en tren". El año pasado realizaron
dos viajes. Ella misma los relata: "Uno hicimos a Valladolid, donde nos
juntamos con los miembros de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de
allí, con los que tuvimos una comida de hermandad, y el otro fue a
Cabezón de la Sal, para rendir a Feve nuestro homenaje de despedida
antes de que se integrara en Renfe". Para llevar a cabo estos viajes
alquilan trenes, aunque la Asociación también dispone de algunos que
todavía pueden rodar por las vías. La unidad 900 es una de ellas.
Aparcada en la estación de Abando, forma parte del patrimonio de la
asociación. Un patrimonio del que Jon destaca el TER, el automotor
Billard, las locomotoras a vapor Gipuzkoa, Artola y la Izarra. Esta
última está en pleno proceso de restauración ya que quieren tenerla
bonita para los actos que van a celebrar este año con motivo del 150
aniversario de la línea Bilbao-Tudela. Pero el sueño de Itziar como
presidenta de la Asociación es que algún día tengan un museo en el que
puedan agrupar todos los trenes que poseen y el material que conservan
en la sede de la asociación. "Es nuestra gran ilusión", dice Itziar, "y
así lo trasladamos en todas las conversaciones que tenemos con
responsables de alguna institución".
AVE Por el momento
deberán esperar, conscientes de que la situación económica no está para
aportaciones. Aún así, continúan trabajando con ilusión. Ya están
preparando el viaje Bilbao-Tudela. "Estamos pidiendo presupuestos a todo
el mundo que tiene un tren", señala Jon. Un viaje que, como en todos
que organizan, significan mucho más que realizar un trayecto en un tren
antiguo. "Intentamos que sea divertido", dice Itziar. Por eso organizan
sorteos y actividades para los más pequeños, de tal forma que "la vuelta
no sea aburrida".
Cuando ambos son preguntados por los encantos que tiene viajar
en tren, Itziar destaca la "tranquilidad" y Jon "la libertad de
movimientos". "Yo llevo muy mal las situaciones en las que me limitan la
movilidad", señala Jon. Por eso le gusta el tren, "porque te puedes
mover, ir a la cafetería, charlar con la gente..." "Y poder disfrutar
del paisaje", añade Itziar, "por ejemplo, cuando el tren sube Orduña".
Ahora esperan que el TAV sea una realidad "para poderte plantar en París
en seis horas", aunque reconocen que la opinión sobre el TAV entre los
aficionados no es unánime.