El humo de las locomotoras, el
sonido de las campanas dando la última llamada a los pasajeros, las
luces, los altavoces informando de los destinos, las estaciones repletas
de viajeros... Todo es real, aunque a tamaño reducido. "Es mágico ver
en miniatura una máquina que has visto circulando en la vida real. Ver
un tren real convertido en una maqueta a escala es una preciosidad",
reconoce Guillermo Haro, aficionado al modelismo ferroviario y miembro
de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Bilbao. "La gente busca en
las maquetas los trenes que han visto siempre en las estaciones y,
sobre todo, los vehículos que circulan por la zona en la que residen",
aclara Juan José Sánchez, expositor de la firma madrileña
www.trenelectrico.com.
Como estos dos apasionados del mundo del ferrocarril, el resto de aficionados estuvieron ayer de suerte. La estación de La Concordia de la capital vizcaina acogió el III Mercadillo de Modelismo Ferroviario en el que los aficionados pudieron intercambiar, comprar, vender y disfrutar de piezas de coleccionismo, maquetas a escala, vagones de pasajeros y de mercancías, accesorios, libros, revistas y DVDs y numerosos objetos vinculados a este hobby muy extendido en el territorio. "La idea es divulgar el mundo del ferrocarril. Que los socios puedan intercambiar artículos y que todo el mundo pueda disfrutar de este arte. Hace tiempo que se necesitaba un punto de encuentro para los amantes del modelismo ferroviario", afirma Jon Sánchez, tesorero de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Bilbao.
Además, para el deleite de sus aitas y amas, los más pequeños disfrutaron de un viaje por un circuito de modelismo ferroviario tripulado que la asociación instaló en el exterior de la emblemática estación. "Es lo que más gusta a los niños. Siempre hay cola para montar, se lo pasan en grande", reconoce el tesorero de la asociación. También en el exterior de la estación se encontraba aparcado el azulito, el mítico microbús que circulaba por Bilbao en la década de los cuarenta. "Acaba de pasar la ITV, así que puede circular perfectamente", bromeaba Sánchez. Y así fue, ya que en torno a las 14.00 horas, una vez finalizado el mercadillo, seis afortunados fueron seleccionados entre las cerca de 500 personas que acudieron a la cita para viajar "a otra época" a bordo del legendario autobús. "Es una pasada, la gente se queda extasiada cuando ven el azulito circulando. Siempre hay alguien sacándole fotos", matiza Jon.
La de ayer fue, además, una jornada familiar, ya que muchos de los asistentes son apasionados de los trenes por herencia familiar. Es una afición que se transmite de generación a generación. "Llevo trece años en este tema. Y como a muchos otros me viene de familia. Mi abuelo fue jefe de estación del tren de la Robla y mi padre lo fue en Feve. Lo llevo en la sangre, es una tradición", afirma Guillermo Haro. "Esta es una afición especial que va de padres a hijos y todos tratamos de inculcar a los pequeños el amor por el modelismo ferroviario", añade Iñaki Urkizu, artesano de modelismo ferroviario.
Como Iñaki y Guillermo, Unai Bravo, la última incorporación a la asociación ferroviaria, se reconoce seguidor de este hobby por influencia familiar. "Mi aitite fue ferroviario en Renfe y me introdujo en este mundo desde crío. Como todas, es una afición cara, aunque depende del punto hasta el que te inmiscuyas en ella, si haces viajes o construyes maquetas...", apunta Bravo.
Cuestión de precio "No es lo mismo comprar una máquina de un fabricante que las modificadas por un artesano. Dedican muchas horas de trabajo, por lo que se encarece su precio y eso, con los tiempos que corren, complica la venta", sostiene Guillermo. El artesano Iñaki Urkizu comparte esta opinión. "Entre los modelos más caros que tengo está el Alaris. Cuesta 180 euros, pero es un modelo muy complicado además viene expuesto en una caja de madera barnizada. Es un tren de lujo con una presentación de lujo". No en vano, los precios que se barajaban ayer en el mercadillo eran variados. Entre los más caros se encontraban los 2.000 euros por un convoy Marklin a escala, "el primer tren que circuló por Alemania a la temeraria velocidad de 40 kilómetros por hora", explica Juan Jose Sánchez. En el medio se encontraban los 600 euros de algunas piezas reales de trenes antiguos; o, los 40, 50 y 60 euros por algunos vagones. Por contra los precios más bajos rondaban los 5 euros por algunos accesorios. Precios "para todos los gustos", por lo que no faltó el regateo entre expositores y compradores. Es una afición familiar, para todos los públicos siempre dependiendo de la inversión que se realice. "Los trenes son para niños o para mayores dependiendo de lo que cuesten", señala Juan José.
Como estos dos apasionados del mundo del ferrocarril, el resto de aficionados estuvieron ayer de suerte. La estación de La Concordia de la capital vizcaina acogió el III Mercadillo de Modelismo Ferroviario en el que los aficionados pudieron intercambiar, comprar, vender y disfrutar de piezas de coleccionismo, maquetas a escala, vagones de pasajeros y de mercancías, accesorios, libros, revistas y DVDs y numerosos objetos vinculados a este hobby muy extendido en el territorio. "La idea es divulgar el mundo del ferrocarril. Que los socios puedan intercambiar artículos y que todo el mundo pueda disfrutar de este arte. Hace tiempo que se necesitaba un punto de encuentro para los amantes del modelismo ferroviario", afirma Jon Sánchez, tesorero de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Bilbao.
Además, para el deleite de sus aitas y amas, los más pequeños disfrutaron de un viaje por un circuito de modelismo ferroviario tripulado que la asociación instaló en el exterior de la emblemática estación. "Es lo que más gusta a los niños. Siempre hay cola para montar, se lo pasan en grande", reconoce el tesorero de la asociación. También en el exterior de la estación se encontraba aparcado el azulito, el mítico microbús que circulaba por Bilbao en la década de los cuarenta. "Acaba de pasar la ITV, así que puede circular perfectamente", bromeaba Sánchez. Y así fue, ya que en torno a las 14.00 horas, una vez finalizado el mercadillo, seis afortunados fueron seleccionados entre las cerca de 500 personas que acudieron a la cita para viajar "a otra época" a bordo del legendario autobús. "Es una pasada, la gente se queda extasiada cuando ven el azulito circulando. Siempre hay alguien sacándole fotos", matiza Jon.
La de ayer fue, además, una jornada familiar, ya que muchos de los asistentes son apasionados de los trenes por herencia familiar. Es una afición que se transmite de generación a generación. "Llevo trece años en este tema. Y como a muchos otros me viene de familia. Mi abuelo fue jefe de estación del tren de la Robla y mi padre lo fue en Feve. Lo llevo en la sangre, es una tradición", afirma Guillermo Haro. "Esta es una afición especial que va de padres a hijos y todos tratamos de inculcar a los pequeños el amor por el modelismo ferroviario", añade Iñaki Urkizu, artesano de modelismo ferroviario.
Como Iñaki y Guillermo, Unai Bravo, la última incorporación a la asociación ferroviaria, se reconoce seguidor de este hobby por influencia familiar. "Mi aitite fue ferroviario en Renfe y me introdujo en este mundo desde crío. Como todas, es una afición cara, aunque depende del punto hasta el que te inmiscuyas en ella, si haces viajes o construyes maquetas...", apunta Bravo.
Cuestión de precio "No es lo mismo comprar una máquina de un fabricante que las modificadas por un artesano. Dedican muchas horas de trabajo, por lo que se encarece su precio y eso, con los tiempos que corren, complica la venta", sostiene Guillermo. El artesano Iñaki Urkizu comparte esta opinión. "Entre los modelos más caros que tengo está el Alaris. Cuesta 180 euros, pero es un modelo muy complicado además viene expuesto en una caja de madera barnizada. Es un tren de lujo con una presentación de lujo". No en vano, los precios que se barajaban ayer en el mercadillo eran variados. Entre los más caros se encontraban los 2.000 euros por un convoy Marklin a escala, "el primer tren que circuló por Alemania a la temeraria velocidad de 40 kilómetros por hora", explica Juan Jose Sánchez. En el medio se encontraban los 600 euros de algunas piezas reales de trenes antiguos; o, los 40, 50 y 60 euros por algunos vagones. Por contra los precios más bajos rondaban los 5 euros por algunos accesorios. Precios "para todos los gustos", por lo que no faltó el regateo entre expositores y compradores. Es una afición familiar, para todos los públicos siempre dependiendo de la inversión que se realice. "Los trenes son para niños o para mayores dependiendo de lo que cuesten", señala Juan José.
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