Amalurra, el personaje central
de la reeditada Burdin Jaia de Abanto-Zierbena, recorrió ayer los
aledaños de la corta Concha II de la mina Bodovalle para compartir con
los miles de asistentes que se acercaron a Gallarta los secretos de la
cultura minera. Acompañada por mineros y chirteras -las mujeres que
lavaban el mineral-, el símbolo de la fiesta del hierro desgranaba entre
los visitantes los pormenores de una cultura marcada por las duras
condiciones de los trabajadores, sometidos a duras jornadas de trabajo
extrayendo la rica vena de Somorrostro, como era conocido el mineral
extraído en las minas de los montes de Triano.
Fue una de las principales novedades de esta octava edición, aunque no fue la única sorpresa que deparó esta fiesta popular que, según destacó la alcaldesa de Abanto-Zierbena, Maite Etxebarria, estuvo marcada por "la profunda identificación de la ciudadanía de abantoarra con la Burdin Jaia, que conmemora el pasado minero de la comarca".
Participación Esta identificación llevó a numerosos vecinos a implicarse activamente en el desarrollo de la jornada. De hecho, fue notable la presencia de vecinos caracterizados con ropa de la época del auge minero -siglo XIX-, que en buena parte fue realizada a través de un taller de costura organizado por el Ayuntamiento. Estos vestidos se pudieron ver a lo largo y ancho del recorrido mostrando un aspecto popular de la historia local "y para dar ambiente minero a la Burdin Jaia", destacó Etxebarria, quien reseñó que el resultado de esta edición "ha sido redondo".
"Ha premiado un duro trabajo de más de un año en el que han trabajado desde los técnicos hasta el tejido asociativo para sacar adelante uno de los eventos de mayor envergadura de los que lleva a cabo el Ayuntamiento. Un trabajo realizado con mucho esfuerzo y motivación", apuntó la primera edil.
La fiesta de la minería, que a partir de ahora tendrá carácter bienal, discurrió entre el Museo de la Minería del País Vasco y el renovado entorno del parque Gallarta Zaharra, inaugurado el pasado julio, una gran espacio verde de más de 23.000 m2, situado junto a la mina a cielo abierto Bodovalle. "Este es un lugar que aún trae muchos recuerdos a nuestra gente mayor que vivió la minería, un cultura que además tiene un gran refuerzo entre los niños en la escuela y entre los jóvenes, y era un clamor popular regresar a la mina", valoró Etxebarria
Toda la jornada Desde la diez y media de la mañana y hasta las ocho de la tarde, se desarrollaron las diversas actividades programadas, entre las que destacaron las destinadas a los más pequeños. Concurso de minerales, taller infantil de modelado de arcilla, talleres de oficios tradicionales como la forja o la oportunidad de pasear por el recinto a lomos de ponys y carros de bueyes hicieron las delicias de los más pequeños que se acercaron hasta Gallarta.
Lo mismo que con el tren en miniatura que montaron los miembros de la Asociación de Amigos del Ferrocarril y que trasladaba a los niños a lo largo de una pequeña vía a lomos de vagonetas a escala. Los niños -y también los adultos- tuvieron la oportunidad de sacarse una fotografía de recuerdo en un improvisado photocall caracterizándose con diversos objetos de la minería tradicional, como el casco el pico o la barrena con los escalones de la corta minera de fondo.
La fiesta, que contó con la animación musical del coro Bodegón, la Abanto Musika Eskola, el grupo Meatzaldeko Harigorria Dantza Taldea y la fanfarre Burdin Klash, permitió a los asistentes contemplar un buen número de las vagonetas mineras que en 2011 fueron decoradas por escolares de los tres núcleos de Abanto-Zierbena y estudiantes de la Facultad de Bellas Artes de la UPV.
Esta actividad se bautizó como Mineral Art y colaboró la Asociación de Promoción Turística de Enkarterri, Enkartur, que ayer estuvo también presente en el recinto de Burdin Jaia. "Estamos muy satisfechos al comprobar que esta fiesta del hierro despierta tanto interés entre la ciudadanía como para que una vez más Abanto-Zierbena se convierta en el epicentro de la cultura minera atrayendo a tantos visitantes de la comarca y de otras zonas de Bizkaia", valoró el gerente de Enkartur, Koldo Santiago.
Museo Minero Junto al parque Gallarta Zaharra, el otro gran punto de encuentro de la Burdin Jaia fue el Museo de la Minería del País Vasco. Entre sus paredes, el pintor Ángel Aja, impactaba a los asistentes con una importante colección de cuadros en las que ofrece un repaso de la cultura del valle a través de diversos paisajes que hacen el recorrido del mineral desde su extracción hasta su llegada a las fábricas; una exposición que podrá disfrutarse hasta el próximo 7 de noviembre.
En el exterior del museo, donde se ubicó una exposición de minerales y fósiles, se mezclaban los aromas del chorizo y la morcilla elaborados en el fuego de la fragua por los empleados del museo, con el guiso del menú minero que preparó la Asociación de Comerciantes y Hosteleros de Abanto-Zierbena para 300 comensales. "Era un demanda popular de los vecinos, que en vez de irse a casa a comer deseaban reunirse para compartir esta fiesta", destacaba la alcaldesa. La cita festiva, que incluyó una feria de comercio local y de productores de la comarca, contó con exhibiciones de arrastre de carretas, de barrena vertical, horizontal y en altura, y el desafío entre barrenadores.
Finalmente, representantes de las diversas asociaciones colaboradores del evento lanzaron una teja a la mina como símbolo y clausura de la feria que en próximas ediciones podría ampliarse a dos jornadas.
Fue una de las principales novedades de esta octava edición, aunque no fue la única sorpresa que deparó esta fiesta popular que, según destacó la alcaldesa de Abanto-Zierbena, Maite Etxebarria, estuvo marcada por "la profunda identificación de la ciudadanía de abantoarra con la Burdin Jaia, que conmemora el pasado minero de la comarca".
Participación Esta identificación llevó a numerosos vecinos a implicarse activamente en el desarrollo de la jornada. De hecho, fue notable la presencia de vecinos caracterizados con ropa de la época del auge minero -siglo XIX-, que en buena parte fue realizada a través de un taller de costura organizado por el Ayuntamiento. Estos vestidos se pudieron ver a lo largo y ancho del recorrido mostrando un aspecto popular de la historia local "y para dar ambiente minero a la Burdin Jaia", destacó Etxebarria, quien reseñó que el resultado de esta edición "ha sido redondo".
"Ha premiado un duro trabajo de más de un año en el que han trabajado desde los técnicos hasta el tejido asociativo para sacar adelante uno de los eventos de mayor envergadura de los que lleva a cabo el Ayuntamiento. Un trabajo realizado con mucho esfuerzo y motivación", apuntó la primera edil.
La fiesta de la minería, que a partir de ahora tendrá carácter bienal, discurrió entre el Museo de la Minería del País Vasco y el renovado entorno del parque Gallarta Zaharra, inaugurado el pasado julio, una gran espacio verde de más de 23.000 m2, situado junto a la mina a cielo abierto Bodovalle. "Este es un lugar que aún trae muchos recuerdos a nuestra gente mayor que vivió la minería, un cultura que además tiene un gran refuerzo entre los niños en la escuela y entre los jóvenes, y era un clamor popular regresar a la mina", valoró Etxebarria
Toda la jornada Desde la diez y media de la mañana y hasta las ocho de la tarde, se desarrollaron las diversas actividades programadas, entre las que destacaron las destinadas a los más pequeños. Concurso de minerales, taller infantil de modelado de arcilla, talleres de oficios tradicionales como la forja o la oportunidad de pasear por el recinto a lomos de ponys y carros de bueyes hicieron las delicias de los más pequeños que se acercaron hasta Gallarta.
Lo mismo que con el tren en miniatura que montaron los miembros de la Asociación de Amigos del Ferrocarril y que trasladaba a los niños a lo largo de una pequeña vía a lomos de vagonetas a escala. Los niños -y también los adultos- tuvieron la oportunidad de sacarse una fotografía de recuerdo en un improvisado photocall caracterizándose con diversos objetos de la minería tradicional, como el casco el pico o la barrena con los escalones de la corta minera de fondo.
La fiesta, que contó con la animación musical del coro Bodegón, la Abanto Musika Eskola, el grupo Meatzaldeko Harigorria Dantza Taldea y la fanfarre Burdin Klash, permitió a los asistentes contemplar un buen número de las vagonetas mineras que en 2011 fueron decoradas por escolares de los tres núcleos de Abanto-Zierbena y estudiantes de la Facultad de Bellas Artes de la UPV.
Esta actividad se bautizó como Mineral Art y colaboró la Asociación de Promoción Turística de Enkarterri, Enkartur, que ayer estuvo también presente en el recinto de Burdin Jaia. "Estamos muy satisfechos al comprobar que esta fiesta del hierro despierta tanto interés entre la ciudadanía como para que una vez más Abanto-Zierbena se convierta en el epicentro de la cultura minera atrayendo a tantos visitantes de la comarca y de otras zonas de Bizkaia", valoró el gerente de Enkartur, Koldo Santiago.
Museo Minero Junto al parque Gallarta Zaharra, el otro gran punto de encuentro de la Burdin Jaia fue el Museo de la Minería del País Vasco. Entre sus paredes, el pintor Ángel Aja, impactaba a los asistentes con una importante colección de cuadros en las que ofrece un repaso de la cultura del valle a través de diversos paisajes que hacen el recorrido del mineral desde su extracción hasta su llegada a las fábricas; una exposición que podrá disfrutarse hasta el próximo 7 de noviembre.
En el exterior del museo, donde se ubicó una exposición de minerales y fósiles, se mezclaban los aromas del chorizo y la morcilla elaborados en el fuego de la fragua por los empleados del museo, con el guiso del menú minero que preparó la Asociación de Comerciantes y Hosteleros de Abanto-Zierbena para 300 comensales. "Era un demanda popular de los vecinos, que en vez de irse a casa a comer deseaban reunirse para compartir esta fiesta", destacaba la alcaldesa. La cita festiva, que incluyó una feria de comercio local y de productores de la comarca, contó con exhibiciones de arrastre de carretas, de barrena vertical, horizontal y en altura, y el desafío entre barrenadores.
Finalmente, representantes de las diversas asociaciones colaboradores del evento lanzaron una teja a la mina como símbolo y clausura de la feria que en próximas ediciones podría ampliarse a dos jornadas.
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